Llamé a una puerta aguardando que alguien me abriera y me hiciera pasar más allá de ella... Caminé junto a un río, buscando una playa, donde encontrar a no sé quién... Trepé a esa montaña, asomándome a sus cavernas... Como los románticos buscaba plantas y flores exóticas, flores nuevas que nadie conociera.
No, no es allí, no es eso, ni esto ni aquello... El Absoluto no se identifica con lo que sea, ni aquí, ni allí. Si crees que diste con tu destino al recibir no sé cuál diploma o te empeñaste en esta o en aquella profesión: te equivocas. No hay en este mundo "nada", ni nada de nada, que pueda en efecto ser nuestro fin.
Cuando te parezca alcanzar esto o aquello que sueñas, di, muy fuerte en tu corazón, "no es, no es, es preciso seguir más allá."
No hay cumbres. Más altas están las estrellas y ellas mismas no pueden cerrar el cielo. Y el cielo... ¿qué es el cielo? El cielo se abre para que vayas más allá...
¡Corazón, que en nada te conformas, estás en lo cierto cuando insistes en buscar!
Porque "Aquello" es ¡tan cerca! que nada ni nadie lo puede mostrar...
Alberto E. Justo