Decía un religioso dominico francés: -La courtoisie c'est la fleur de la charité... Hermosa afirmación llena de verdad y de sentido. El silencio se nutre en la delicadeza, que es respeto para con nuestros hermanos y hasta un acto de culto a Dios.
Ten cuidado de no interponerte entre Dios y cualquier persona de tu amistad. No proyectes, ni intervengas en la vida de nadie: respétala, respétala siempre. ¡Detente ante quien sea y, sobre todo, en lo que hace a su vida y sentimientos! Aprende a callar y a meditar lo que no sabes y no comprendes...
Santo Tomás de Aquino decía que la excesiva familiaridad engendra el menosprecio. No por el mucho hablar se estrechan las relaciones humanas... Tampoco por el excesivo interés que puede atentar a la dignidad e intimidad de los otros...
En suma, la discreción es madre de virtudes. Decía un poeta: "Todo tiene su límite en la vida/ y traspasándole: todo fallará."
Quietud y paz. Dejemos de lado el acicate de una ansiedad indiscreta, sepamos vencer nuestra curiosidad... Silencio, respeto, cuidado, atención delicada, medida y escasa frecuencia, porque lo mejor se manifiesta solo y no es bueno empañarlo o deformarlo con exageraciones o desfiguraciones. Nada de celos ni de egoísmos. Pureza, limpidez y, lo repito una vez más: Silencio.
Alberto E. Justo