miércoles, 30 de junio de 2010

una llama permanente

Es muy posible que en no pocas ocasiones nos asalten dudas de todo tipo acerca de lo que hicimos, de lo que hacemos o de lo que hemos de hacer... Es así. Pendientes de los éxitos nos cuesta un tanto discernir y asumir lo más honorable, aún a costa de perder las "seguridades" que sean. En esta hora volvamos la atención a aquello que más eleva nuestro andar, aún cuando no se obtenga ni por asomo ese consenso tan buscado en todas partes.
Hay una llama que no se apaga y que no requiere los aplausos de nadie, ni quedar bien con nadie. Es el "honor" olvidado hoy en los altares del provecho y de la utilidad. Porque la vida que se nos regala tiene instancias sublimes que no proporcionan "ganancias" y pueden, sin embargo, comportar algún sufrimiento cuando somos leales o consecuentes con ellas.
El "desierto interior" es un camino de desprendimiento que conduce a bienes más altos, a mayor profundidad, a un amor más grande, no condicionado por ninguna "esclavitud" ni servidumbre o angustia.
En un mundo que privilegia dependencias y extraños sometimientos, cuando tantos no se sienten bien sino dominando a otros pobres viandantes, afirmamos el primado de un amor que no puede ser ligado ni encadenado por ningún mortal empecinado... Porque el Amor de Dios de todo libera y en su mismo e inefable Misterio nos regala el sentido de todas las cosas. ¡Bendito Nacimiento, bendita Aurora!

Alberto E. Justo