viernes, 26 de noviembre de 2010

desasimiento...

¿Podemos ir más allá? ¡Desde luego! Desapégate y no temas la ausencia de "manifestación", de lo que sea. Esa "nada" (que así te aparece) es plenitud... Deja todo lo que ofusca, que los "condicionamientos" queden lejos... Vuelve al corazón. Allí hay lo que no sospechamos. El silencio es al ambiente y el clima que el Señor dispone para encontrarnos...
Todo depende del valor que le otorguemos. Aceptemos y reconozcamos lo que está más alto aunque nos parezca más débil o, tal vez, más lejano. En realidad está muy cerca. ¡Qué paradoja: lo más cercano nos parece que está lejos o que nos es inalcanzable!
Confianza y ¡adelante! Vivamos en el Espíritu, en el Soplo divino que hace nuestra intimidad.

Alberto E. Justo