Pero aprendamos a no dispersarnos en las respuestas... ¿Se multiplican en verdad esas preguntas que -tal vez- nos angustian o nos alejamos de nuestro CENTRO y olvidamos el "tesoro" que ya se nos ha regalado?
Es muy posible que algunas situaciones favorables nos lleven a plantar una tienda y a no movernos más, pensando haber alcanzado cierto "objetivo" y, con él, nuestra "tranquilidad." Pero si tal cosa hacemos: nos encontramos en un error. No hay morada definitiva ni lugar por allí fuera. Lo que buscamos entre esos muros o aquellas ilusiones no se encontrará jamás por semejantes "lejanías." Lo que buscamos está en nostros, en el corazón, en el silencio, en la soledad profunda.
¡No! no nos apartemos de la senda interior y perseveremos siempre en la peregrinación que nos lleva, más adentro, al Corazón de Dios...
Alberto E. Justo