Se ha roto nuestra balanza... Nos es muy difícil pesar o medir. Sin embargo podemos muy bien "recibir", sin comentarios, ni reclamos; sin atender, con brusquedad, el valor contingente de tantas cosas.
No sabemos "lo que recibimos". Dios da y da más allá de esas estrellas que nos fascinan y que se apagan siempre.
Nada llevamos que pueda competir eficazmente y otorgarnos sensaciones de triunfo o de victoria. En efecto: "nada sobre nada". Nuestra "biografía", labrada y tallada por la gracia divina, no se asemeja a nada, sino que es, ella misma, portadora de un valor incomparable, único, que sólo a Dios corresponde.
Sí, la vida del hombre es un misterio insondable y, contemporáneamente, inmenso regalo de Dios...
Alberto E. Justo