¿Qué es el sonido, qué el "clamor"? Eso que ahora oigo ¿es simplemente "ruido"? ¿Qué es lo que oigo? ¿No será el clamor del mundo que suplica una plegaria? ¿No será el gemido sin fronteras que pide misericordia? ¿Y que no lo sabe ni lo sospecha? ¡Tantos son los que ruegan sin saberlo, y de cualquier manera!
Las "cacofonías" no impiden el silencio... Por el contrario, la soledad y la angustia de tantos, en un mundo descompuesto y desacompasado, se expresan con terribles y dolorosísimas "inflamaciones"; como la "irritación" y la angustia de órganos sufrientes que claman piedad.
Hay una relación escondida y fecunda entre el silencio de Getsemani y el clamor que ruega piedad y misericordia...
La "Oración de Jesús", oración monástica por excelencia, nos ha de "revelar", de algún "modo", la hondura del misterio y de nuestro cotidiano padecer.
La enfermedad no dominada es otro clamor de los hombres, que sufren y que sufrimos en el mismo "Huerto" del Señor.
Es el "peso" de la humanidad, el "peso" de la Cruz que participamos, que podemos participar gloriosamente, por la gracia, en el Único Misterio de la Encarnación.
Orad y velad en la hora del Misterio. El silencio es siempre nuevo... El silencio en verdad no calla. El clamor resuena en el silencio: no lo interrumpe, lo revela... El silencio nos canta el clamor, el clamor se transforma en silencio...
Alberto E. Justo