El desierto es ahora el horizonte de dentro, la apertura sin límites, por donde pasamos más allá... O tal vez, como lo decimos siempre, más aquí, en el secreto mayor y más invitante.
No se trata, desde luego, del desierto de los mapas o de los diccionarios de Geografía o de los que vemos al pasar o de los que hemos de pasar... Se trata de aquéllo que no halla "definiciones".
A nada puede compararse nuestra casa o nuestra morada. A nada se reduce, tampoco a su propia imagen.
Alberto E. Justo