Despertar tal vez a un sueño... ¿porqué no? Sin embargo infinitas veces nos parece abrir los ojos en la noche y descubrir una senda nueva que nos lleva más allá...
Y es así. No podemos sospechar la amplitud de nuestro camino ni tampoco adónde nos lleva o adónde somos llevados.
El "Misterio" se ha abierto para todos nosotros y su sola presencia ha dispersado o evaporado angustias y dudas de toda especie.
Vamos pues de camino por un claustro infinito pleno de sugestiones, preñado e iluminador, en un ascenso que no podemos explicar.
Hemos entrado en camino nuevo. Las amplias hojas de las puertas labradas del monasterio interior están abiertas. No podemos creerlo, pero este nuevo estado nos pertenece, es algo más que nuestro porque es de Dios.
Las campanas que ayer nos convocaban hoy callan ya, transformado su bello sonido en un himno silencioso que marca los pasos de una oración que no ha de detenerse jamás... Son los latidos de un corazón abierto que todo lo trasciende y nos eleva en su secreto que es luz y que es vida.
¿Qué más decir? Si preguntamos con mirada "indirecta" no obtendremos respuesta alguna. Pero si nos dejamos sumergir en la inmensidad de Su vida, escucharemos en lo profundo, en todas las auroras, la única respuesta de Aquél que viene, de Aquél que nace:
"YO SOY".
Alberto E. Justo