No tienes que aguardar a un incierto "mañana". El Señor está desde ayer llamando a tu puerta y penetrando en tu corazón.
¿Sabes? Es Él que te espera. No tienes que llenar ningún requisito ni entrar en "plan" alguno. No tienes que cambiar tu nombre... tu nombre es Él. Tienes el Nombre Nuevo, que sólo conoce el que lo recibe... y que no perderás jamás... Vincenti dabo Manna absconditum... ¿Quién eres, Quién Soy? ¡¡Déjate bautizar en el Silencio!!
Alberto E. Justo