No hemos de vacilar ya, en las circunstancias que nos envuelven...
¿No caes en la cuenta? Porqué -entonces- te quedas inmóvil sin reaccionar? No te has de confundir: el desierto no es un "refugio" sino tierra de lucha y de creación, a veces harto empeñada.
Sigue, pues, sin desfallecer un instante. El Señor te lleva, sobre todo te ama infinitamente...
Alberto E. Justo