miércoles, 15 de julio de 2009
De las "Pláticas Espirituales" del Maestro Eckhart (3)
(17) Cont. "Así sucede también con el rigor de la imitación. Fíjate en cuál es la cosa en que puede consistir tu imitación (o seguimiento-nâchvolgen). Debes reconocer y haber observado cuál es la actitud que Dios te exige más que ninguna otra; porque en absoluto todos los hombres son llamados a recorrer un único camino hacia Dios, según dice San Pablo (1 Cor. 7,24). Si encuentras pues, que tu camino más cercano no corre a través de muchas obras externas y de grandes trabajos o privaciones -cosa que de ninguna manera importa mucho a no ser que el hombre sea impulsado especialmente por Dios y tenga la fuerza de hacerlo bien, sin perjuicio para su intimidad- si no encuentras, pues, nada de eso en tu fuero íntimo, quédate contento y no te preocupes mucho por ello. Ahora bien, podrías decir: Si no tiene importancia ¿por qué lo hicieron nuestros antepasados, muchos santos? Entonces reflexiona: Nuestro Señor les dio ese modo de ser y les brindó también la fuerza para hacerlo a fin de que pudieran perseverar con ese modo; (...) en tal actitud debían lograr lo mejor para ellos. Porque Dios no ha vinculado la salvación (...) a ningún modo especial. Lo que tiene un determinado modo, otro no lo tiene; (pero) Dios ha dado eficiencia a todos los modos buenos sin negársela a ningún modo bueno, porque un determinado bien no está en contra de otro. (...) No es posible que cada cual tenga el mismo modo y tampoco que todos los hombres tengan un solo modo, ni que un hombre tenga todos los modos, ni el de ningún otro."