A pesar de los tiempos... Sí, en efecto, las horas que corren dan la impresión de pretender no sé cuáles "imposiciones" que limiten los pasos de nuestra peregrinación o los dirijan en determinados sentidos y... nada más. Sin embargo el desafío de nuestros días es precisamente lo contrario: seguir nuestro derrotero con esas "perturbaciones", a pesar de ellas, descubriendo nosotros mismos la obra de la Gracia divina y la historia verdadera y profunda que se escribe en el silencio de la vida y del corazón. Es hora, sí, de valor y de perseverancia. No vale lo que simplemente ocurre alrededor y de lo cual no advertimos un sentido más profundo... Es hora, pues, de arrebatar las jornadas y transformarlas en lo que realmente son: ocasión siempre de Dios y estímulo para una vida contemplativa más empeñada. Sí, ésta es la paradoja. Enciéndase, pues, nuestra oración y reine un silencio nuevo, que brota -sin duda- del mismo Corazón del Señor.
Descubrir el camino más hondo... Y -ante todo- vivir en la misma Presencia de Dios.
Alberto E. Justo