Sé el más abandonado en las manos del Señor, sin retroceder ante los desengaños o las "probabilidades" que tantos esbozan y comunican... Firme y fiel a la conciencia, que Dios no engaña.
Pero no pretendas un poder que ya no te pertenece o que no resulta oportuno según el orden de la Providencia.
No importa perder la partida. Si te dejan a un lado o te amenazan con lo que sea, no importa. No te inquieten los rumores de un mundo que está por todas partes, hasta en el templo. Tú vives, habitas en el Misterio.
En Él estamos, nos movemos y somos. No en el barullo de los cálculos ni de las pretensiones a ras del suelo.
Nunca te descorazones y sigue luchando, con valor y con constancia.
Alberto E. Justo