No es necesario adherir a ningún
escrito, ni detenerse a contemplar o a analizar esos arbustos. Tal vez sea útil
un largo camino de olvido, o descender a esos valles donde sopla no sé qué aire
fresco.
Nuestra intención parece ser siempre “hacer esto o aquello”.
Hoy vemos que eso que juzgábamos tan fundamental e importante no lo es en realidad...
Volvemos, pues, a nuestro valle... Es música y es poesía. No
hallamos otra gracia y otro esplendor que no sea ese canto sublime, al cual prestamos
escasa atención.
Quisiéramos encontrar resonancias en textos y en imágenes;
arrebatar al papel inerte o a las reproducciones de “óptima resolución”, no sé
qué cosas -¡y cuántas cosas!- que se nos ocurre que debemos aprender todavía...
Pero hemos olvidado la lección mejor: “todo lo que buscamos
está en el corazón.”
Abandónate sin temor a tu andar, el más sereno. Cierra los
ojos y ve. Ve dentro, en lo secreto. Todo ha callado por ahí fuera. Hoy sólo el
silencio habla...
Alberto E. Justo