Desde luego que no aguardábamos expresiones ofensivas y falsas en los ambientes más "cercanos". Siempre recibimos golpes y manifestaciones del resentimiento y de la ignorancia... Es así. Sin embargo pareciera que la "decadencia" de esta hora no se halla limitada a ningún lugar ni espacio. Es muy doloroso constatar que las personas más implicadas en responsabilidades son las menos idóneas para enfrentarlas con decoro...
En suma, vivir el "sin sentido" puede, en todo caso, tener un sentido más alto.
La "mediocridad" termina por disolverse a sí misma y aparece, entonces, el horror de una fealdad difícil de soportar.
Una vez más nos preguntamos por el modo posible de vivir sobre las ruinas...
Meditemos en estos tiempos recios, cuando el asombro por el bien y la belleza comporta una dolorosa "ausencia".
Alberto E. Justo