martes, 22 de diciembre de 2015

sigue tu camino, sin vacilar...

¿Cuál es "mi" camino? ¿Aún no lo sabemos? Tal vez nos hemos detenido demasiado, aquí y allá, suponiendo que era necesario o conveniente resolver cuestiones colaterales... Tentación de control o de dominio, siempre al acecho donde sea.
Pero mi camino, nuestro camino, es este mismo que llevamos desde siempre. Camino que es más que nuestro, porque sólo se descubre o se reconoce en el Misterio de Dios.
Cerremos los ojos un momento y en paz. Hubiésemos querido -tal vez- darnos una respuesta brillante y caemos en la cuenta de que no hay nada "brillante" de este lado.
Camino del Desierto, "desierto de Dios", tejido admirable de oración escondida, respiro que nadie puede sospechar, realidad honda que no se puede medir ni publicar.
Ingresa, una y otra vez, en la soledad secreta de este claustro sin fronteras, cuyo silencio sobrepasa cualquier expresión o palabra, juicio o concepto...
Sigue, pues, sin desfallecer. Aun tienes polvo en el camino. Nadie lo sabe... Sigue derecho hacia la aurora, aunque no distingas todavía luz alguna. Nadie puede quitar o disminuir el tesoro de Amor que portas. Este es siempre mayor...

Alberto E. Justo