Sí, en lo más "íntimo"... Recógete en el silencio...
Un día piensas que debes hacer esto o aquello. Acabada la semana te arrepientes y te reprochas: -debí cambiar de ruta a tiempo... Una vez una cosa, otra vez otra, y así sucesivamente sin sucesión que aclare nada...
¿Qué cambia? ¿Estás aquí o estás allí? O... ¿dónde estamos? Alguien ha dicho, con toda razón, que el hombre tiene vocación de "infinito". El infinito es la vocación del hombre... Es cuestión, pues, de superar y de estar como si no estuviéramos o de hacer como si no hiciéramos.
Nos angustiamos por si somos de un color o de otro. Nos avergonzamos o porfiamos por depender cada vez más de cuanto ha de perecer... San Juan de la Cruz decía a los frailes que vivieran en el convento como sino estuvieran allí: "Para venir a ser todo, no quieras ser algo en nada" (Subida I, 13). Toda "condición" ha de ser "superada" espiritualmente...
Con la siempre nueva alegría de la "elevación" insospechada, con entera confianza en Aquél que es la Vid, el Camino y la Verdad y la Vida.
Alberto E. Justo