Es la pregunta de hoy, formulada en nuestro interior... ¿Adónde voy, adónde? Hemos visto que nos dicen o nos decimos: -Ven aquí, ve allá... En algunas partes los "poderes" se precian de enviar a otros (no a sí mismos) para aquí o para allá... Y, sin embargo no nos vamos a ninguna parte. A ninguna parte que no sea la descubierta en nuestro interior, honda en el corazón, fecunda por la gracia de Dios. No, no nos vamos nunca cuando descubrimos el paraje verdadero, el monasterio que carece de supuestas ruedas, que sólo está "quieto" en el Amor de Dios.
Las ambiciones multiplican las inquietudes y desafían la paz que desciende de lo alto y que nos lleva más allá de inquietudes y zozobras. No, mi amigo, no te vas si permaneces en el Corazón del Señor que es, desde luego, tu Corazón. Por más que se ensayen mil cálculos y doscientos mil proyectos, estaremos siempre quietos en el corazón.
¿Dónde están los cambios? Siéntate en paz, en meditación y en silencio, recibe en tu misma intimidad la Única visita...
Y deja que su Presencia te eleve más allá de lo que sabes. Porque no interesa tanto "saber" cuanto recibir en lo hondo del Ser y del corazón... Entonces nada ni nadie podrá jamás apartarte de ese Centro en el que ya habitas en modo inalienable... Que no hay palabras...
Alberto E. Justo