En estas horas difíciles, cuando las "pruebas" parecen asfixiar, está ya Nuestra Madre guardándonos en Su Corazón Inmaculado. Es ya oportunidad de creer y de orar, de pedir al Señor mayor fuerza en la Fe y cerrar los ojos a las distracciones de afuera que se suceden para desviarnos de nuestro camino esencial.
En la solemnidad de la Maternidad de María hallamos la oportunidad de perseverar firmes en la Fe y sin temor alguno, recordando sus palabras a San Juan Diego: -¿Acaso no soy tu Madre?
Confía en que ya te encuentras camino del Cielo y nada ni nadie te puede apartar de él. Confía, sí, confía, es nuestra vocación y nuestro arrojo hoy.
Permanece humilde, en silencio y en paz. Nuestra Madre está aquí, no lo dudes...
Alberto E. Justo