Caminar por el silencio cotidiano que nos llama a la hora profunda y llena de dicha...
El peregrino no se fatiga ni deja de lado su andar... Por el contrario continúa y sigue adelante en paz.
No dejemos el andar sereno ni la perseverancia por donde Dios nos llama.
Muchos enojan con los pasos reiterados. Nada de eso: continuar es andar con perseverancia y alegría... aunque "vengan degollando".
Te encienda el corazón la paz nueva... Dios está aquí.
Alberto E. Justo