Y sí son los regalos de Dios. Muchas veces erramos y luego, muy luego, temblamos por el temor de equivocarnos una vez más. Pero no ha de ser así. Por el contrario salimos adelante y listo.
EStos son los caminos nuevos, sí, éstos son y no otros. Con tanta frecuencia el Enemigo nos engaña... Pero me río yo de los engaños del Enemigo. Las obras desacompasadas de éste granuja han de ser siempre "horizonte de historias viejas", sin otro sentido que favorecer la paciencia.
Entonces quédate en silencio (de nuevo) y en paz.
El horizonte nunca se curva y ahora -menos todavía- cuando la Esperanza nos mueve hacia otros destinos.
No protestes en vano. Es posible que creas enojarte y hasta con éxito. Pero, pero
ro nada hay de ese lado. Deja que la falsedad se desmorone bien sola...
Nada hay donde no hay nada. El bosque ya no está. Tal vez algo aparezca con el viento, pero no, no pierdas tiempo ahora.
Guarda en tu corazón ahora tus secretos y no pises dos veces el mismo suelo
Alberto E. Justo