Aunque demore nuestra expresión, es claro que Dios nos llama por un camino inédito que requiere nuestro arrojo y
nuestra perseverancia... Salir al Desierto compone la senda de una vía nueva y valiente, tal vez escondida, sin manifestaciones exteriores. Por eso hemos de confiar, cada vez más, en el Señor Jesús y entender desde Él mismo el secreto de todas las cosas...
¡Confianza, pues, y abandono! Certeza en la obra del Señor, que ni engaña, ni puede engañar...
Alberto E. Justo