lunes, 5 de abril de 2010

Pascua

Seguimos de camino, aunque las huellas no aparezcan... Ver en la noche..., caminar en la noche. El contemplativo ha aprendido a VER en la noche oscura, porque ha descendido al corazón. El corazón profundo es todo luz. Desde luego se trata de un fuego encendido desde lo alto. Este fuego ha penetrado hasta encender todo el leño y convertirlo...
¿Hay riesgos en esta singular aventura? Es que la noche es noche. En verdad "más amable que la alborada", decía San Juan de la Cruz; pero noche verdadera al fin, cuya hondura no tiene límites.
Bueno es correr el riesgo de la noche y aceptar con alborozo sus horas de sufrimiento. Es ésta una escala que lleva muy alto... Nunca acertaremos a imaginar cuanto...
Quita o déjate quitar el corazón de piedra. ¡Tiene sus riesgos! Pero déjate cambiar esa dura piedra por un corazón de carne...
En esta Santa Pascua si no reconoces al "jardinero" enseguida, aguarda un instante y contémplalo, más que nunca, presente en tu corazón. No temas. No busques entre los muertos a Quien vive.
Creemos con firmeza y con júbilo que el Señor es Dios y ha, en verdad, resucitado. Él es, para siempre, la única verdadera Luz en nuestra noche y nos llama a estar con Él, hoy, en el Paraíso.

Alberto E. Justo