Es frecuente que aguardemos algún consuelo luego de los momentos de prueba. Y, es frecuente también, que no recibamos eso que, precisamente, esperábamos. No hay duda en que la desilusión es fuerte y nos deja un tanto detenidos, interrogándonos una y otra vez acerca de tantas cosas...
Ensayemos un modo "sin modo." El silencio y la ausencia nos están diciendo algo, nos están diciendo mucho, nos están susurrando mucho más de cuanto pudiéramos soñar. Se trata de una apertura, de mil ocasiones, de todo eso que está más allá y más acá... Se trata de un mensaje de libertad y de creación. Tratemos de ver en el silencio, en el secreto, en lo aparentemente ausente, una especie de "plenitud" que nos da la noticia de la asombrosa fecundidad de nuestra vida, que no se identifica con nada y que nada ni nadie nos puede arrebatar...
Deseo y espera no son "vacío"... Ahora mismo obtendremos la respuesta aceptando en este espacio inusitado la noticia del valor de esa vida que nos es comunicada y participada sin cesar...
Y, seguramente, permanezcamos "quietos", en paz, confiadamente pequeños. La "grandeza" es de Dios: seamos grandes con y en Su Grandeza, con y en su Gloria.
Alberto E. Justo