¡Señor! ¿Dónde moras? La "Morada" de Dios es nuestra morada... Nada ni nadie nos la puede ya arrebatar.
Descubramos y empeñémonos en el ser profundo. La Llama del Espíritu ha encendido la mecha de la lámpara.
Ahondemos en el Secreto. Lo que es secreto es lo más real...
Alberto E. Justo