martes, 1 de febrero de 2011

el secreto de la contemplación

Sin ánimo de ninguna apología... Descubrimos el mayor secreto cuando nos dejamos encontrar por Dios. Nuestra plegaria es la única Mirada, acoger en lo profundo, en lo hondo del alma, a Aquél que es engendrado y abre sus Ojos en el Corazón. Y nos ve, nos conoce, nos conoce desde siempre y desde siempre nos ama. Es Él, Aquél que nos dice -incesantemente- Yo Soy...
Oración inefable. No podemos describir ni explicar lo que nos trasciende y nos eleva...
Es Él.
No puedo hablar en tercera persona. Es ridículo. Sólo cabe elevar y sumirse en el Silencio, que sólo el Silencio puede ahora hablar.

Alberto E. Justo