En aquél valle, más allá de las altas montañas... Allí en el horizonte que no es desierto ni mar... El peregrino sueña con arribar muy lejos y superar barreras y murallas que parecen retenerlo en este lugar. ¿Lugar? ¿Qué estoy diciendo?
Es este sueño, que no se disuelve ni calla. Es este sueño que no parece realidad.
Camino escondido éste, que se traza con los pasos y se hace al andar...
No te detengas, me digo y canto, que no sabes lo que pasa, que no sospechas dónde te encuentras.
Porque el sueño es realidad.
¡Todo es posible en la confianza y la esperanza! Porque se nos dará aún más...
Aguardamos el secreto que en el corazón descansa ¡que es tan nuestro! Y que como es a Dios mismo en Quien y a Quien esperamos: Él ES y siempre más...
Alberto E. Justo