¿Hacia qué lado? ¡Cuántas veces nos vemos apurados a precipitar una repuesta o a tomar una decisión! Y nuestra perplejidad no cede...
En todo caso la angustia consiguiente se debe a olvidar la dimensión interior, la ermita, la montaña del corazón... Porque todo nuestro esfuerzo se concentra en ACERTAR esta (y sólo ésta) coyuntura. Dependemos en exceso de ella y tenemos por cierto que no hemos de cometer errores irreparables... ¿Irreparables? ¡Si en realidad no sabemos muy bien de qué cosa se trata!
En las cosas de los caminos el peregrino no acertará "perfectamente". Quiero decir que lo que cuenta es el acierto profundo que puede muy bien ser compatible con una vacilación y hasta con un error en lo de fuera.
Es verdad que no hemos de descuidar ningún trabajo y procuraremos siempre lo mejor... Pero no siempre hallamos soluciones perfectas y es muy frecuente la incertidumbre...
Lo importante es la fidelidad profunda; el gozo en la misma Presencia que nunca nos falta ni nos falla. Sigamos, pues, ese o este otro sendero según nuestro discernimiento sincero... Lo demás es, luego, añadidura.
Alberto E. Justo