Vida y morada. Cierra la puerta de tu habitación y ora en secreto... ¿Cuál es mi habitación? ¿Tiene límites o muros palpables? O, por lo menos, ¿dónde está, dónde la encuentro?
Y yo me digo y me atrevo a responder, también con otra pregunta, ¿"tienes" que buscarla o, tal vez, construirla? Y afirmo: es hora (ya) de recibirla, de acogerla, no "a medida" de mis fabricaciones o ilusiones, sino en plena realidad.
¡Realidad! ¿Qué queremos decir? Quizá sea ésta la ocasión mejor para aprender y dejarse levantar más allá de cualquier fantasía. Lo más cierto es, tantas veces, lo que menos se sospecha. Lo que está más alto que los sentidos porque es más que un objeto.
Recógete en el Secreto del Padre que, de algún modo, eres tú... Vida que viene de lo alto... Y te posee.
Entonces deja que el respiro te alcance y te eleve. Es el Espíritu, Morada verdadera, vida verdadera para siempre... No busques lejos, la respuesta está en ti...
Alberto E. Justo