Has llegado, Dios mío, una vez más. Me da un gozo enorme saberte presente y no considerar más que la sola relación directa en Tu Corazón.
No deseo apartarme de Tí aunque las amenazas y los sustos que engendra el enemigo nos sorprendan un poco. Sólo Tú Señor, en el silencio que todo lo cela y redime.
Los ejercicios muy humanos que se agolpan en mi memoria me aturden. Quisieran los médicos y mediquillos que no haga otra cosa que CAMINAR... Dame una ayuda, quiero curarme pero no quedar obsesionado y triste por no avanzar en la recuperación. ¿Es necesario tanto ruido.... Decime qué hago, por favor. En este momento no viene el fisioterapeuta y me parece (el médico lo piensa) que no es necesario.
Tal vez una sola palabra tuya pueda en el Señor suprimir mis dudas y vacilaciones.
Dejo aqu´, esperan tu respuesta. El Señor no te negará la respuesta. Te bendigo y te aseguro mi esperanza. Allí está la fortaleza que, a veces, me falta...
Te bendigo de nuevo y espero tu respuesta
Alberto