desde los pies hasta la cabeza... ¿Tanto penar es dolor? Duélenme las viejas y las heridas nuevas... Pero ¿qué son las heridas de hoy o las fatigas de mañana? Permanecemos escondidos en los valles de siempre, ante las altas montañas... Y ¿quién puede saber algo de todo ello? Aún suspiramos sonriendo a la aurora... en el Cielo despejado de mañana.
Alberto E. Justo