La vida que Jesús nos regala es así. Porque nunca acertaremos con nuestro mayor deseo. Sólo Él lo conoce y sólo Él puede y quiere darse a nosotros en modo inefable. No dudes, acude. No importa que te demores un tanto: simplemente persevera y confía. No temas y deja que tus ángeles te acompañen siempre...
Las sombras de este mundo pasan o pasaron ya. Quizá no tengas las comodidades o las seguridades que quieren los hombres. No te detengas ni te atasques en pequeños engaños. Nada de eso. Persevera sin temor y con confianza. Lo tienes todo, aunque los necios no vean nada ni reconozcan nada. Tu obra es Él; no las ocurrencias de virtuales analfabetos... Tus obras son, pues las Suyas. No te confundas, tienes más o más haces y no lo sabes... Tu Morada es el Corazón de Dios...
Alberto E. Justo