El sol de la aurora, el primero de la mañana, ya toca el alma...
El sol se levanta en el horizonte y también en el corazón...
¿Has visto cómo sonríen las rosas?
También los jazmines en el jardín de mi casa.
Las flores educan en la sonrisa.
Resplandecen en un canto sereno,
el de su sola presencia.
No huyas ante las nubes...
Sobre ellas -despejado-
se abre siempre el cielo...
No te asusten los sonidos...
bajo ellos -escondido-
está el silencio...
Alberto E. Justo