En el "silencio". Aprendamos a "escuchar". Sin forzar nada, sin reclamar nada, sin aguardar esta o aquella respuesta... Dejemos a un lado esa insistente fantasía o las expectativas de lo que sea. Simplemente, "sin modo" y "sin por-qué". Atención serena y escucha en la paz. Hay mucho que oculta, pero también manifiesta y revela que es más allá o, desde luego, más aquí.
Pero sin presionar. Sin "por esto" o "por aquello". Dejemos una y otra vez. No importa que tarde. Es verdad, deseábamos que fuera ya, ya mismo. Pero no es ya mismo porque es "mucho más". Eso tan grande no cabe en mi impaciencia ni en mi porfía por hacer y porque me oigan los unos o los otros. Ahora: SILENCIO, silencio porque ya está.
Alberto E. Justo