¿Cuándo estaré en el "lugar" deseado? ¿Cuándo quedaré libre de las opresiones que abruman? Una y otra vez, seguimos interrogando al aire y al viento... ¿Cuándo? ¿Cuándo? ¿Será mañana o pasado mañana? ¡Tantos malestares y fatigas! Y ¡cuánta incomprensión!
Clamores y preguntas, desorientaciones y preplejidades... Y ese terrible "por qué" que se repite siempre y cuyo eco retumba en caminos y quebradas...
El silencio responde, sí, el silencio responde. De un modo o de otro. Y nos dice que hay un valle. Es hermosa la figura de este valle. Un valle profundo y abierto al cielo, que hemos de hallar tarde o temprano. ¡El valle mil veces existe! Se da con él en las encrucijadas de los caminos y, alguna vez, en él nos hallamos cuando no nos dábamos ya cuenta de nada. ¡El valle está ahí y no miente!
No prestes atención a otras cosas. Deja de lado quehaceres y pesares. Olvida menesteres y otros viajes, deja todo por donde vas o por allí. Abre el horizonte. Tal vez prefieras arrojarte en el Mar y quizá sea ésto mejor que el valle o la montaña ¿Qué sabemos?
¡Encrucijada de caminos! No pierdes nada y lo ganas todo... Vienes a hallarlo todo, tal vez en una pequeña flor... La flor es mayor que el valle y se la encuentra más allá del mar. No interrumpas tu camino, no dejes de buscar...
No aguardes aplausos ni consuelos de nadie. Anímate a seguir hacia las estrellas. Todas ellas lucen... Siempre amanece. Que la Aurora llega.
Alberto E. Justo (aunque es de noche)