Las "sendas" de Dios... ¿Son las del "desierto"? Cada vez descubrirás más hondo lo que no tiene calificativos, lo que no se reduce tan fácilmente, lo que permanece "secreto." Es cuestión, ahora, de aceptar este camino que vamos trazando, aunque resulte -¡tantas veces!- sorpresivo, inesperado. Pero "eso", "cotidiano", está preñado de riquezas insondables, de una "palabra" que todo lo trasciende y nos levanta más allá de cualquier mezquindad u ocurrencia. Diremos siempre: "-no importa", aún descubriremos más hondo, porque siempre podemos crecer en el Amor. En esta peregrinación nuestra no hay límites, ni fronteras... Siempre podremos crecer en el Amor...
Lo que llevamos como tesoro inalienable es la Presencia del Señor que ha venido a su templo, que es nuestro corazón. Que llega una y otra vez, siempre en modo nuevo, que "está a la puerta y llama"...
El Desierto se transforma. El Desierto está llamado a florecer. Es "lugar" de metamorfosis, de transfiguración. Es la ocasión de la Gracia... Por ello no es suficiente hallar un... nombre, una designación. Es más que cualquier determinación, supera la imaginación, porque el Don de Dios es inefable y lo que interesa es que lo hemos recibido y está con y en nosotros.
Fr. Alberto E. Justo