sábado, 18 de mayo de 2013

¿Cómo andar sin agua cuando hay tanta sed?

Aún queda el lenguaje de las "lágrimas", que brotan, corren y caen en silencio... Pero en un silencio que es siempre nuevo. Llora sí tu soledad, ahora mismo se inclina el silencio para cubrir con su manto el dolor de tu vida. La Palabra se ha hecho "sufrimiento". Y éste sabe de particular fecundidad. Pero no existen las "respuestas suficientes"... "Dolor y Ser": esto es un enorme misterio.
Pero siempre es posible ir más hondo. Estamos confundidos cuando buscamos soluciones en "extensión", en pura línea horizontal. Y buscamos en el camino de la "cantidad" (por decirlo así).
Las "estructuras" que nos agobian y fatigan, el ruido, las distracciones, oprimen en un pequeñísimo lugar. Nuestro error es otorgarles una influencia de la que carecen. Porque -en realidad- estamos lejos de tantos problemas y nos hallamos manoteando por estar cerca...
Ni estoy aquí (así no más), ni soy "eso". Más bien soy "aquello", más allá, aún más allá de los sueños.
Aprendamos, en silencio, a contemplar el Cielo en la rosa y en el instante la Eternidad.
No fuerces ni empujes... En suma: "deja". El gran fracaso consiste en presionar. Ni reprimas ni empujes... Con sencillez RESPIRA. Deja que tu corazón sonría. Así acaban las alergias: en la sonrisa.
Lo que nos parece ver superficialmente ni existe ni es.
Vayamos directamente. En una sola dirección hacia la Aurora que no tiene ocaso. Así, de camino y permaneciendo: en el Origen, en la Fuente, en la Luz.

Alberto E. Justo