En efecto, hoy por hoy renuévase el interrogante: ¿seguimos a alguien en particular? ¿Hay alguna lectura recomendable que nos guíe en las horas de confusión o de olvido?
Seguimos de camino y nos detenemos en escaparates y exposiciones de todo tipo, en librerías y bibliotecas, hasta en el teatro, aguardamos no sé cuáles "encuentros" que -al menos- nos digan una palabra o nos señalen un derrotero...
Si elegimos un autor o un título, por más grande y maravilloso que sea, acabamos buscando todavía más, porque quedamos sedientos en medio del desierto...
La palabra humana, los signos más o menos aceptados frecuentemente callan... Es mucho lo que podemos aprender, desde luego, pero me atrevo a afirmar que, en el fondo, buscamos "otra cosa", sí, algo que nos lleve más allá de esas cuestiones que no acaban de acabar.
Olvidamos, o quizá descuidamos, que hemos recibido un hálito de vida, que participa, inmediatamente, de la Única Fuente de la Vida, de la Vida misma...
La procura de respuestas "materiales" o de efectos especiales, nos derrota y nos confunde.
Hay un silencio interior... Una plegaria, una poesía inefable, que es presencia en el corazón, y que no calla jamás. Recomienza siempre, a cada instante nace y renace y no necesita otra cosa que nuestra adhesión y nuestra confianza... Que la Paz interior nos ayude y acompañe siempre.
Alberto E. Justo