Pregunta que siempre asombra... Pero la respuesta resulta -a veces- muy rebelde en las horas que corren en estos momentos de la historia...
Más allá de los "lugares comunes" hemos de tentar siempre una suerte de indagación, adentrándonos y aventurándonos en parajes profundos y no tan explorados...
¿Somos "eso" que nos dicen? Desde luego que no, porque el "secreto" que nos distingue no está expuesto en ninguna parte y nadie puede atreverse a violarlo.
Nadie es "objeto" de exposición. Cada uno es algo así como un "tesoro" de Dios, que Dios vela y cela, más hondo que todas las suposiciones y que todas las "ideologías" de moda o no.
¡Es grande el misterio del hombre! Por ello sigamos el camino que nos conduce a lo alto...
"Al que venciere le daré del maná escondido y le daré también una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe." (Apoc. 2, 17).
Alberto E. Justo