Los hay, claro, y muchos. Pero ahora dejamos de lado cualquier posibilidad de "hacer algo" para -en cambio- abrir el corazón y descender en él, más allá de métodos y de programas.
Y esto no sólo es posible: es lo único necesario. Por ello dejamos arroyuelos y sendas viejas para abrir las puertas a Aquél que llama...
No hay determinaciones ni métodos. Hay paz y hay silencio...
Alberto E. Justo