Perseverar en la senda comporta adentrarse en su secreto... En la senda que solamente nuestros pasos trazan. No se trata de otros caminos donde solamente cuenta la "imitación", se trata, en cambio, de la creación en la libertad, que es una experiencia siempre nueva y audaz.
Cuando el corazón se abre y se despeja ese horizonte de la Aurora indescriptible, percibimos un llamado que no admite mengua alguna. Entonces toda la vida, todo lo "andado" en distintas rutas que parecían sin destino, adquiere su sentido y su admirable unidad y armonía...
¡Canto que no te detienes ni puedes callar tu nueva armonía!
La sorpresa es grande... Pensábamos que ya estábamos por llegar... Pero nuestros propios pasos, decimos, nos enseñan pasar más allá.
Quien reposa de verdad en Dios descubre que nada ni nadie podrá detenerlo jamás.
Alberto E. Justo