lunes, 30 de mayo de 2011

Siempre camino de libertad, sin temor

¿Cómo lograr la "paz" en medio de los sobresaltos y angustias de la hora? Las pruebas son beneficiosas... Y la quietud es consecuencia de un alma que confía y que sabe que puede y, muchas veces, debe resistir. Ni las circunstancias, ni las porfías, ni los disfraces de quienes empuñan cetros de oro, de hierro o de hojalata quitarán la paz de quien sabe que también su misión escondida es resistir. Resistir, en efecto, y permanecer, libre de ataduras y de compromisos.
¿Las consecuencias? Las que sean. La conciencia sabe por las sendas que ha de perseverar y no se detiene en sustos ni en amenazas...
El camino del Desierto es camino de soledad y, por tanto, de libertad. El silencio auténtico nos regala la proximidad de los corazones... Quien rechaza los gestos hipócritas descubre inmediatamente esta comunión profunda, más allá de las determinaciones o de los usos corrientes.
Amigo, huye del "compromiso" barato, o de lo que te haga "quedar bien." Si has de ser fiel a la verdad y a tu conciencia actúa dignamente y con honor. ¡Tantas veces el peregrino pasará quizá por rebelde o por necio! No temas. Atiende y escucha: "¡Hombre de poca fe, ¿por qué dudas?"
Quien te llamó al Desierto "para hablar a tu corazón" está siempre contigo. En Él "somos, nos movemos y existimos"... ¿Qué más?

Alberto E. Justo