domingo, 14 de julio de 2013

palabras y gestos que hieren

Palabras que hieren, gestos que hieren... Existe una honda y misteriosa “flagelación” en los azotes que llegan a través de expresiones, de términos, de actitudes, de amenazas, de descuidos, de olvidos o negligencias.
         Más prontos a reconocer las agresiones de ruidos estridentes, de sonidos que no dejan dormir, de manifestaciones tumultuarias, de bombazos y mil cosas más, dejamos de lado esas otras, que en ámbitos reducidos pero asaz profundos sacuden las jornadas de los viandantes.
         Poco importa la “dimensión” del mensaje. Es su intensidad lo que cuenta. Podemos hacer tanto mal y ¡tanto bien! cuando valoramos la intención profunda de nuestros actos y de nuestras reacciones.
         Sin respeto y sin delicadeza el trato humano se degrada hasta perecer. Los caminos se trazan con la ascesis verdadera de una búsqueda superior: ascender en la adopción y práctica de virtudes humanas, de excelencia y de valor.
         No son los “dardos” vengativos, por lo general causados por el resentimiento, los que compensan en luchas y fatigas, sino la rápida renuncia a cualquier modelo de “poder”, que acaba en torpeza.
         La lucha victoriosa siempre es silenciosa y poco aparente. Sin estrépito, carente del propósito de lastimar o de fastidiar... Es el decoro de nuestros pasos, aunque nadie aplauda ni felicite...

         Alberto E. Justo