Nos sorprende -a veces- una "noticia" que, de suyo, porta un mensaje inconcebible. Es que desaparece del horizonte la tenue luz que seguíamos ayer.
Los instantes que nos envuelven (al menos así parece) traen un nuevo desconcierto... Es entonces cuando el peregrino azorado queda enmudecido, sin lograr la respuesta que aguardaba.
El gusto de las "impresiones" más exteriores abruma a los viandantes, que vacilan aquí y allí sin saber cuál es el camino más adecuado.
El hombre desconcertado sólo halla opciones diminutas, sólo percibe la desolación de lo vulgar, sólo puede atender a lo más inmediato, carente de perspectivas.
Esto acontece en todos los ambientes, por decirlo de alguna manera. ¿Es posible seguir tal camino, así descaminado? ¿Un camino que no conduce a ninguna parte? ¿No hallaremos -tal vez- en la "nada" el acierto que nos falta, donde no haya desvíos y distracciones funestas?
No hallaremos "respuestas" en los "santos de almanaque" ni en cancioncillas a la moda. Nada que suene mucho, nada que nos cierre la interioridad o la dimensión de vida que no está en las torpezas de un mundo que no quiere saber...
Ábrase la Aurora y volvamos al silencio, al asombro, a la paz.
Alberto E. Justo