Sí, ¡vaya! el silencio del que hablo y del cual no puedo hablar, está siempre "más allá"... Más allá de lo que sea, más hondo que todo y que todos...
Cuanto más amplio es el "respiro" menos se lo puede "notar". Los que ambicionan mandar (o cualquier cosa) quedan sí más allá: es decir, debajo o más abajo. Siempre fracasados y derrotados en cualquier intento de salir o de "figurar".
Cuando las horas se velan también el ánimo se esconde, invitándonos a descubrir aquél tesoro en el campo lejano. Tesoro que no tiene lugar propio..., en suma: tesoro en la Noche inaudita.
Pero, ¿dónde estoy, de dónde vengo, adónde voy ahora? Un ligero soplo de aire puro agita un tanto las flores siempre nuevas de mi jardín. El respiro nunca se detiene, el "respiro" de un aire que es siempre más, que recibo y que doy sin saber, espirando en plegaria, en el mismo Corazón de Dios.
Más allá, o más aquí, "vives de verdad sin vivir en ti". Por eso "muero porque no muero".
Alberto E. Justo