martes, 27 de diciembre de 2016

caerán los bastiones

Más allá de las murallas que nos circundan, más allá de razones y de ilusiones, más allá de lo que parece, sí: mucho más allá está nuestro hogar real.
No son los sonidos ni los temores que nos circundan, no son las sombras que viajan, ni los agüeros que se formulan... No, nuestra casa, nuestra morada está más allá y no se distingue con los sentidos ni las luminarias materiales.
¡Vives y vivimos el silencio que no se reduce a ninguna "cosa", que no queda atrapado en las prisiones de la falsedad! Porque lo que así no más se ve es por lo general falso, porque es mentira lo que se hace y lo que se pretende...
¿Dónde nos hallamos y quiénes somos? No, desde luego, los fantasmas de estas horas. Ya no habitamos en verdad donde se sospecha, porque nuestra vida "ya está en el cielo." Conversatio nostra in coelis est...
Vayamos donde vayamos, nos lleven donde nos lleven, habitamos un trozo de cielo, que es nuestra morada. Ya no somos de aquí (ni de allá), porque Aquél que nos ama ha venido a esta pequeña morada, donde nacimos y donde en verdad somos.
Repito: estemos donde estemos: no estamos donde nos ven sino donde sólo Dios nos ve, donde nadie puede descubrirnos, donde vivimos escondidos con Cristo en Dios.

Alberto E. Justo