Esperamos este Nacimiento con alegría, a pesar de las constantes "desilusiones" de una hora difícil.
Pero ¿qué puede compararse al nacimiento del Niño más allá y más hondo que cualquier condición? No sé qué pueda decirse de este pesebre, anunciado por el Amor de Dios y por sus ángeles.
Este pequeño jardín -¡parece tan pequeño!- esta "gruta" en el centro de nuestra vida (es vida nuestra desde luego), este "soplo" que nos anima y nos transfigura, es ahora sólo una alusión a la mayor realidad, a la venida del Señor, a su Nacimiento, en nuestro corazón.
Florece el desierto más alto que cualquier figura. Ahora mismo enciéndase nuestra confianza en Quien es nuestra vida, nuestra salud y todo nuestro bien.
Alberto E. Justo