La lucha
interior se vierte en toda la historia y en cada fragmento de la vida. Es
tal su magnitud y su proyección... Nadie sabe de ella, ni aún el que la padece.
Sólo experimenta el dolor sin medida. Estas son las gestas que todo construyen
y sostienen por la Gracia de Dios. Desde esas inconmensurables honduras el
Señor contempla y continúa su obra. Nada puede decir el que la lleva en el
corazón. Nada, absolutamente nada.
Se
reúnen los hombres de una parte y de otra. Dictan sus leyes, someten o son
sometidos por otros que vienen de distinto lugar. ¡Vaya a saber! ¿Quién sabe
por qué? Los periódicos relatan, día a día, millones de cosas, sucesos,
aventuras, calamidades. Ahora bien, a pesar del empecinamiento de la
historiografía sabemos que la historia verdadera es otra. Que son los inmensos
valles del alma, sus montañas, llanuras y espacios sin fronteras, los lugares
donde el drama de la vida se despliega en verdad.
Alberto E. Justo