No intentes repetir
ni copiar... Simplemente siguiendo el camino abraza lo que no entiendes y lo
que no puedes abarcar.
Y, más hondo todavía,
acepta el Misterio de Cristo en tu corazón. Acepta esa “realidad” que es tuya.
Jamás se tratará de adoptar un “método” lejano o un “estilo” de vida. El
Misterio de Cristo es “nuestra” misma vida. Sin más, sin consideraciones ni
laberintos de ninguna especie.
“No te maravilles
de que te he dicho: Es preciso nacer de arriba. El viento sopla donde quiere, y
oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo nacido del
Espíritu.” (Jn. 3, 7-8).
Si nacemos de lo
alto comenzamos a vivir lo que no vemos. Este “oír el viento” es vida
verdadera, como la Gracia es incoación de la Gloria.
Alberto E. Justo